Mortadela Criolla De Pollo
Ingredientes: - 3 PECHUGAS DESHUESADAS DE POLLO - PAN MOLIDO - 1 CABEZA DE AJO - 1 PIMENTON ROJO - 1 PIMENTON VERDE - 1 CEBOLLA GRANDE - 1 RAMITO DE PEREJIL - 1 ESCALONIA - CANELA EN POLVO - SAL Y PIMIENTA ACEITE - TELA POPELINA PARA ENVOLVER Cómo se prepara la Mortadela Criolla De Pollo Preparación: Lavar bien el pollo dejándole la piel , llevar a un molinillo de carne junto con todos los ingredientes y moler todo; agregar aceite y hacer una especie de masa; cortar la tela en medidas individuales y colocar en el centro de las mismas una porción del embutido; envolver bien apretado y amarrar seguro como si fueran tubos; llevar al agua hirviendo con sal y cocinar hasta que floten; sacar dejar reposar y abrir; cortar en ruedas y comer untado con salsa tártara y pan negro tostado. Esta receta la elaborábamos con consuetudinaria presteza en nuestros años de estudiantes cuando vivíamos casi hacinados en una residencia estudiantil un gran lote de apasionados benjamines deseosos de labrar destino; esta receta y los “Tallarines del Estudiante” eran casi nuestra única posibilidad de alimentación del grupo. Eran los años de nuestras primeras ojeras, de nuestros primeros descubrimientos y exagerados excesos; eran también las noches de corta duración, las cuales utilizábamos para reunirnos el grupo a discurrir sobre temas tan impenetrables como: Dios, la evolución, la guerra, el imperialismo y una serie larga de “ismos” que nos robaban el sueño y nos declaraban alistados en las filas de todo aquello que demandara vida o muerte; eran las noches de reunirnos en las plazas bajo las lámparas de neon acompañados de sendos “termos” de café negro y anfetaminas a tratar de memorizar lo que nunca lográbamos dentro del aula; pero también eran los años de las serenatas las canciones de Leonardo Favio, Alberto Cortez, y todos los desideratas de moda; eran los años de Nataly, de Meche, de Náyade, de Zoraima, de Nelly, de Teleca; etc. y todas aquellas damitas adolescentes que nos invitaban a sus casas a estudiar y que invariablemente terminábamos por conquistar; y con formación de húsares estábamos alineados: Victor el “goajiro”, Jorge “el colombiano”, Yépez “mortadela”, Carlitos “el tenor”, Waldo “el pintor”, Lorenzo “el intelectual” y “pañalito” este servidor, desafiando todos los estereotipos con nuestra actitud dogmática y de intensa fuerza en nuestros planteamientos ajenos a toda tolerancia y sano espíritu de negociación. Cuanta agua ha corrido desde entonces y cuantos cambios hemos soportado desde esa lejana pero hermosa época de estudiante.
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